Pues me ha tocado una buena. Tengo que escribir sobre nuestra relación con los móviles y con nuestros/as hijos/as. Si yo no tengo. Así
que a leer, preguntar y observar.
Quería comenzar por decir que todos padecemos cierto nivel
de adicción a los teléfonos móviles. Bueno, reconozco que lo mío no entraría en
una escala de dependencia o adicción: me salgo fijo. E intento ir controlándolo,
pero no siempre lo hago. Pero sí, todos más o menos tenemos cierta adicción al
móvil. ¿Y qué es lo que ven los/as niños/as de nuestro uso excesivo de los aparatos electrónicos? ¿Qué padecen?
Hace tiempo que he visto a niños y niñas que sólo pueden comer si
están viendo algún tipo de vídeo en youtube o ven la TV, mientras la madre o el padre le dan
la comida con una mano y, con la otra, sostienen el teléfono. Alguno ya estará pensando en “yo a este tío
lo mato”, pero perdonar que os diga que no lo entiendo. Antes al niño y a la niña se le
hacía el avión, se le hacían bobadicas para intentar que comiera. Ahora le
ponemos un vídeo en el móvil.
Hemos perdido, en algunos casos, ese cara a cara con el niño/la niña, el cual estimula el aprendizaje y el
desarrollo emocional. Tengo gente a mi alrededor que sabe más de esto que yo,
así que pueden criticarme cuando cuelgue este post. Pero si perdemos el cara a
cara por "el cara a móvil", algo puede que no salga bien. La cuestión es si no
estamos perdiendo la forma de relacionarnos con nuestros/as niños/as.
A través de la interacción cara a cara, nuestros/as pequeños/as
desarrollan, no sólo el lenguaje, también aprenden sobre sus propias emociones y
cómo regularlas. Al observarlos,
aprenden a cómo tener una conversación y a cómo leer las expresiones faciales
de los demás y, eventualmente, a ser mejores comunicadores.
Os recomiendo que la próxima vez que comáis fuera de casa
observéis cuántos teléfonos veis en las mesas. Si no de manera continua, al
menos su uso mientras se come “en familia”. En algunos casos, el teléfono se ha
convertido en un miembro más de la familia y los pequeños así lo perciben:
mientras se come, es normal estar con el teléfono de la mano, así que tengo que hacer
un poco el “indio” para que mis padres me hagan caso.
Siempre he abogado por hacer un esfuerzo por interactuar de
forma más afectiva y poner reglas en casa para limitar el tiempo que los niños
dedican a ver la tele, jugar vídeo-juegos o udar el PC.