La utilizamos para
estar en contacto con familia y amistades; nuestros adolescentes para estar en
contacto, permanente, con los amigos y amigas, jugar y consumir vídeos de manera casi
compulsiva. Hoy todo está en un vídeo.
Para nosotros (pobres e incautos usuarios) facebook
y otras redes sociales (instagram y twitter, por ejemplo) son “lugares”
inofensivos donde poder ver lo que hacen otras personas, seguir los avances de
nuestra serie favorita y compartir la imagen del burro para que vea mundo.
Bueno, y es ese espacio en el que los demás pueden ver lo que nosotros hacemos.
Accedemos a ellas desde el trabajo (desde nuestro PC de trabajo o desde nuestro
dispositivo móvil), mientras esperamos, al acostarnos, al levantarnos, mientras
comemos o tomamos café ignorando a nuestra compañía, desde el WC, o mientras
vemos el partido de fútbol para expresarle al mundo entero que nuestro equipo
gana 5-0 (como hice yo anoche).
La gente se ha acostumbrado a compartir todo lo
que ocurre en sus vidas. Y que conste que soy uno de ellos, aunque últimamente
lo he cambiado por un cuaderno. Os lo recomiendo. Muchos publican en facebook,
twitter o instagram los viajes que hacen, los regalos de reyes o de cumpleaños,
lo que están comiendo, lo que les duele, lo cerdo(a) que ha sido su ex, con
quien se ha encontrado, la foto del disfraz,… y no voy a seguir o este post se
hará eterno.
Para algunas personas es vital recibir cientos de
“Likes”, “Me gusta” o que le retwitteen hasta la saciedad. Sin ir más lejos, el
año pasado me retwitteo @E1Am1g01nf0rma1 y desde entonces no duermo sin
conseguir que alguien haga lo mismo. Algunas personas están sedientas de tener
nuevos seguidores y acumular “Likes”.
Todo esto tiene otro lado negativo: internet y
las redes sociales se pueden convertir en un buen campo de investigación para
los cibercriminales, lo(a)s ex, los ladrones, e incluso en el caso de nuestros
adolescentes (y no tan adolescentes) el lugar donde acosar.
Siempre cuento lo mismo, pero tengo una cuenta en
facebook en la que tengo más de 700 “amigos”, de los cuales conozco a un máximo
de 10. Y nunca he solicitado la amistad de nadie, pero me llegan varias
solicitudes semanales sin hacer nada. Gente joven, más joven y con algunas
canas. En las redes sociales la gente “habla” con desconocidos como si no
hubiera problema, desde la seguridad de nuestras casas. Y, en muchos casos, teniendo todo lo publicado sin utilizar los ajustes de privacidad y dejándolo
al alcance de cualquiera.
Luego está el tema de los sorteos. Páginas
creadas con nombres de marcas y que lo único que buscan es tener acceso a tu
perfil y a tus datos cuando rellenas esa encuesta para entrar en el sorteo de
un maravilloso viaje a la luna.
Debemos tener cuidado con lo que compartimos y
con quien lo compartimos. Y en caso de duda, siempre puedes decir que no.
Ademá,s aquí siempre hemos recomendado que
utilices programas que te hagan “sentir más seguro”, como antivirus y
antimalware. Pero, sobre todo, sé precavido: recuerda aquello que nos decían de
niños de no hablar con desconocidos…
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