Las nuevas tecnologías han traído consigo muchos avances fabulosos que hacen nuestras vidas más fáciles, que nos ofrecen entretenimiento infinito y que nos mantienen alejados del aburrimiento.
Estas mismas tecnologías han cambiado, en parte, la manera en la que vivimos y el cómo nos comportamos. El simple uso de un smartphone a diario puede terminar por causarnos nomofobia, uno de esos nuevos, y para muchos, poco creíbles síndromes que, aunque no se clasifican aún como enfermedades reales por la medicina, no puede negarse que son de verdad y que nos afectan.
Así como tenemos la nomofobia, hay otros fenómenos que parecen un tanto extraños como el síndrome de la vibración fantasma, ése que hace que sientas que te vibra el móvil en el bolsillo cuando en realidad no ha pasado nada. Simplemente parte de esas formas prácticas que tiene el cerebro de evolucionar y de percibir estímulos de forma anticipada, aunque claro, de saber cuándo va a sonar el móvil no dependen nuestra supervivencia.
Y aquí es cuando llega el nuevo concepto: FOMO.
FOMO es miedo a perderte las cosas. Es un concepto relativamente nuevo, del que muchos ya tienen idea. Sufrir de FOMO es vivir con la ansiedad eterna y perpetua de que están pasando demasiadas cosas y que no podemos prestarle atención a todas. De sentir que los demás se están divirtiendo a lo grande cuando vemos sus fotos en Facebook o Instagram, mientras nosotros estamos bajo una montaña de "hacer nada".
FOMO es miedo a perderte las cosas. Es un concepto relativamente nuevo, del que muchos ya tienen idea. Sufrir de FOMO es vivir con la ansiedad eterna y perpetua de que están pasando demasiadas cosas y que no podemos prestarle atención a todas. De sentir que los demás se están divirtiendo a lo grande cuando vemos sus fotos en Facebook o Instagram, mientras nosotros estamos bajo una montaña de "hacer nada".
El FOMO es esa sensación de que hay demasiados libros que leer que los demás ya están leyendo, demasiadas películas que ir al cine a ver de las que los demás ya están hablando. Que hay demasiadas noticias de las que enterarse que aparecen en todos los medios. Que hay 1567 tuits pendientes por leer en la aplicación y no logras obtener conexión 3G en la calle para leerlos. Es ese deseo constante y la necesidad de estar conectados con todo lo que hacen los demás todo el tiempo, y terminamos perdiéndonos lo que estamos haciendo nosotros mismos. Es ese absurdo impulso de enviar un tuit mientras vemos un show en vivo, mientras nos perdemos lo que pasa frente a nuestros ojos por creer que podemos hacerlo todo al mismo tiempo.
Una recomendación sencilla: comienza por prestar atención a lo que estás haciendo. ¿Quieres saber si sufres de FOMO? Además de lo evidente, como vivimos rodeados de tecnología e información puedes usar la web ratemyfomo.com y rellenar el cuestionario que evaluará tu nivel de FOMO.
Quizá deberías desconectarte unas horas al día para entender el poder que tiene hacerlo, y de como el FOMO realmente está haciendo que te pierdas más cosas de las que crees que te estás perdiendo.
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