Pensamos que lo tenemos controlado, que a nosotros/as no nos va a suceder nunca, que sabemos cómo manejar la situación, que entendemos muchísimo de internet y de las nuevas tecnologías como para que pueda caer en una situación de chantaje y extorsión. Pero no nos damos cuenta de lo vulnerables que nos volvemos en la red.
No somos conscientes de lo fácil que puede ser perder el control. De este modo lo están demostrando las distintas noticias que surgen en torno a la sextorsión.
Recordemos, en primer lugar, la historia de Amanda Todd. Era una adolescente canadiense de 15 años que se suicidó un mes después, más o menos, de haber grabado y publicado un vídeo en el canal Youtube donde denunciaba estar sufriendo ciberbullying (http://familiaenredada.tformas.com/2014/05/ciberbullying.html) como consecuencia de un caso de sexcasting. Todo comenzó porque había sido engañada para mostrar sus pechos en la webcam con, tan sólo, 12 años. La imagen circuló por la red fuera del control de la joven.
El hombre al que Amanda había mostrado sus pechos vía webcam continuó acosándola, fingiendo ser estudiante y añadiendo en Facebook a los compañeros de la joven, tras lo cual les enviaba el vídeo con el desnudo de la menor; el cual llegó incluso a sus profesores. Amanda sufrió lesiones y humillaciones por parte de sus compañeros/as de instituto, lo cual degeneró en un intento de suicidio, el cual se consumó posteriormente.
El vídeo creado por la joven aún se puede encontrar en el canal Youtube bajo el título: My Story: Struggling, bullying, suicide and self harm (Mi historia: lucha, bullying, suicidio y autolesión).
Se llama sextorsión o extorsión sexual a una forma de explotación sexual en la cual una persona es chantajeada con una imagen o vídeo de sí misma desnuda o realizando actos sexuales.
Desde Pantallas Amigas explican que es obvio que se trata de un hecho que se puede denunciar, pero también es claro que presentar la denuncia no soluciona el problema de una forma inmediata ni tampoco garantiza que el daño se reduzca desde un primer momento.
Pedir ayuda, no ceer al chantaje, no dar información adicional y retirar datos muy personales de la web, recopilar y guardar pruebas, pasar el antivirus y eliminar malware, así como formular una denuncia, son aspectos claves para que los/as ciberdelincuentes no se salgan con la suya.
En febrero de 2013 saltaba la noticia de la detención de un hombre en Hospitalet de Llobregat acusado de hacerse pasar por propietario de dos agencias de modelos para conseguir fotografías de mujeres desnudas a través de Internet. Parece ser que había conseguido engañar a unas 400 mujeres, muchas de ellas menores de edad.
Tras crearse varios perfiles falsos en Facebook, invitaba a sus víctimas a participar en un casting online, a través de la webcamb, con la excusa de que las imagénes tomadas en la sesión pasarían a formar parte del book de la agencia. Ponía como excusa el querer conocer si el cuerpo de cada mujer respondía a lo que buscaba la agencia para que ellas se quedaran cada vez con menos ropa, hasta que terminaban desnudándose. En ese punto, el sextorsionador les forzaba a realizar actos obscenos ante la webcam, amenazándolas con que sino lo hacían, difundiaría las imágenes de sus desnudos entre los contactos de su entorno familiar y social.Logró ser detenido gracias a la denuncia de una menor que había sido víctima de la estafa.
Por tanto, la sextorsión tiene su origen en el chantaje realizado a partir de la posesión, por parte del chantajista, de una imagen íntima. La finalidad del chantaje suele ser la obtención de dinero, el dominio de la voluntad de la víctima o la victimización sexual de la misma, algo muy común en los casos de internet grooming o de ciberviolencia de género.
Así que, tened cuidado con quien habláis, con quien os sinceráis, a quién pasáis fotografías íntimas porque... no es "oro todo lo que reluce", sobre todo por la red.
Aquí os dejo dos noticias relacionadas con este tema:
Fuentes: www.pantallasamigas.net; www.enredsocial.org